Cuando una pareja se separa o se divorcia, surgen muchas dudas sobre qué pasará con los bienes, el dinero o el domicilio en el que vivían juntos. Uno de los temas que más confusión genera es si se puede pedir una pensión compensatoria ligada al uso de la vivienda familiar. En este artículo te explicamos qué es la pensión compensatoria, cuándo puede relacionarse con el uso de la vivienda familiar y cómo puedes solicitarla.
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La pensión compensatoria es una cantidad económica que se le concede a uno de los cónyuges tras el divorcio o la separación cuando la ruptura le genera un desequilibrio económico en comparación con el otro. No es automática ni obligatoria. Se concede sólo si se demuestra que uno de los dos queda en una situación económica claramente peor a causa del divorcio.
Ejemplo: una persona dejó de trabajar para cuidar de los hijos durante años, mientras el otro desarrollaba su carrera profesional. Tras la separación, esa persona puede tener más dificultades económicas y ahí es cuando puede solicitar esta pensión.
El uso de la vivienda familiar se regula por separado, pero en algunos casos puede formar parte del conjunto de medidas que buscan compensar el desequilibrio económico.
Esto significa que el juez puede conceder el uso de la vivienda a uno de los cónyuges, por un tiempo o de forma indefinida y además o en lugar de eso puede conceder una pensión compensatoria económica.
En ciertos casos, se puede solicitar que el derecho a usar la vivienda forme parte de la pensión compensatoria especialmente si no hay hijos en común o si estos ya son mayores de edad.
Este tipo de compensación suele plantearse en situaciones como:
No hay hijos menores, por lo que no se aplica el uso preferente de la vivienda por custodia.
Uno de los cónyuges tiene más recursos económicos y el otro no puede acceder fácilmente a otra vivienda.
El cónyuge más débil económicamente renuncia a la propiedad del domicilio a cambio de poder usarla durante un tiempo.
En este contexto, el uso de la vivienda funciona como una forma de compensar la pérdida de nivel de vida igual que una pensión en metálico.
El juez valorará factores como la duración del matrimonio, la dedicación a la familia (si uno de los cónyuges dejó de trabajar), la edad y estado de salud de cada uno, las posibilidades de acceso al empleo del cónyuge que solicita la pensión, los medios económicos de ambos y/o el régimen económico del matrimonio (gananciales, separación de bienes…).
Además, el juez puede establecer un plazo (por ejemplo, 5 años) o que el uso de la vivienda se mantenga hasta que el cónyuge compensado rehaga su vida o tenga recursos propios.
Se solicita dentro del procedimiento de separación o divorcio, ya sea de mutuo acuerdo o contencioso.
En caso de mutuo acuerdo las partes pueden pactar libremente que uno de ellos use la vivienda familiar como forma de compensación. Este acuerdo se plasma en el convenio regulador que debe ser aprobado por el juez.
Si no hay acuerdo será el juez quien decida en base a los informes y pruebas que presenten ambas partes. En estos casos, es muy recomendable contratar un abogado especializado en derecho de familia, ya que será quien defienda tu situación económica y tus necesidades ante el juzgado.
Aunque la vivienda sea propiedad del cónyuge que no se queda en ella, el juez puede conceder su uso al otro como parte de la pensión compensatoria, siempre que se justifique el desequilibrio económico.
Eso sí, este uso no cambia la titularidad de la vivienda. Es decir, la casa sigue siendo del propietario, pero el otro puede vivir en ella durante el tiempo que determine la sentencia.
Si las circunstancias cambian (por ejemplo, si la persona que usa la vivienda mejora su situación económica, empieza a convivir con otra pareja o fallece), cualquiera de los dos puede solicitar una modificación de las medidas ante el juez. También puede modificarse si el otro cónyuge necesita recuperar el uso de la vivienda por un cambio personal o patrimonial importante.
La pensión compensatoria no siempre es una cantidad de dinero: también puede adoptar la forma de uso de la vivienda familiar durante un tiempo determinado especialmente cuando una de las partes queda en una situación más desfavorable tras el divorcio.
Este tipo de pensión es muy útil para dar estabilidad tras la separación, pero no se concede automáticamente: hay que demostrar el desequilibrio económico y justificar por qué el uso de la vivienda es la mejor forma de compensarlo.
Si estás atravesando un proceso de divorcio o separación y crees que podrías beneficiarte de esta medida, contratar un abogado de familia puede ayudarte a defender tus derechos y a negociar un acuerdo justo.